El estallido social del 2018 dejo mas de 2000 heridos según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). Ha esta cifra se suman algunos campesinos, los cuales sufren secuelas de las heridas graves en sus casas o escondidos en algún rincón del país.
Max Cruz de la Isla de Ometepe, relata como en octubre de 2018 sufrió los embates de los paramilitares y parapoliciales que llegaron a su casa acusándolo de golpista.
“A mí me vienen a secuestrar a mi casa el 08 de octubre del 2018 a prueba de bombas, a pruebas de balas, como si yo era un narcotraficante, un terrorista. Ellos vinieron con la disposición de matarme, pero Dios no lo permitió, porque él puede todo” manifiesta Max .
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Al momento de irrumpir violentamente a la casa de Max Cruz le fracturaron la tibia, a lo cual tuvo que ser sometido a una cirugía.
“Me ayudaron en la operación, poniéndome una platina, conteniendo ocho retenedores verticales y horizontales, a lo cual ahora me esta dando efectos negativos, porque mi cuerpo esta rechazando estos materiales porque no son de el” manifiesta Cruz
Jolver Zelaya Gómez de la comunidad Nueva Guinea también sufrió lesiones permanentes en su columna vertebral, dejándole paralizadas las piernas y sus órganos genitales, cuando fue baleado en un enfrentamiento entre paramilitares y campesinos en 2018 .
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“Me acuerdo que le dije a un cuñado mío que me terminara de dar un balazo, porque yo ya no servía para nada, yo quede en silla de ruedas porque me cayo un balín en la medula y diez que tengo en mi cuerpo que no me los han podido retirar” expresa Zelaya
Además, agrego “yo no puedo defecar, no puede hacer agua, solo con sonda camino, estoy muerto aquí”
Redacción: Carlos Andrés Montenegro Martínez.