Ante la crisis política que arrastra Nicaragua desde el 2018, el obispo de la diócesis de Matagalpa, Monseñor Rolando Álvarez Lagos en su homilía de hoy domingo ha propuesto un decálogo del perdón y la justicia, donde exhorta a los nicaragüenses a reconocer sus errores y promover una cultura de paz y entendimiento.
El obispo de Matagalpa ha presentado este decálogo ante la necesidad de subsanar rencores y heridas que sobrellevan muchos nicaragüenses a causa de la crisis política que se vive en el país.
En su homilía ha insistido que el perdón además de ser un sentimiento es una decisión y es por ello que “Inspirados por el papa Benedicto XVI quisiera proponer el siguiente decálogo sobre el perdón y la justicia” expresa el religioso.
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- Perdonar no es ignorar, sino transformar
- Nadie puede mejorar el mundo, si el mal no es superado, y el mal no puede ser superado con el perdón, perdón que solo no los puede dar el Señor, un perdón que no solo aleja el mal con palabras, sino que lo transforma realmente.
- No hay justicia sin perdón, y el perdón no sustituye a la justicia.
- El perdón no significa negación del mal, ni debe hacer que caiga la denuncia de la verdad del pecado.
- El concepto de perdón en el cristianismo, hace nacer una nueva idea de justicia, que no se limita a punir, castigar si no que reconcialia y cura
- Toda ofensa entre los hombres encierra de algún modo una vulneración de la verdad y el amor
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- La ofensa solo puede ser superada con el perdón, no a través de la venganza
- El perdón solo puede penetrar, solo puede ser efectivo en quien a su vez perdona
- No se puede presentar ante Dios quien no se ha reconciliado con el hermano, adelantarse con un gesto de reconciliación, salir a su encuentro es una condición previa, para dar culto a Dios correctamente
- La ofensa es una realidad, una fuerza objetiva que ha causado una destrucción que se ha de remediar, por eso el perdón debe ser algo más que ignorar, que tratar de olvidar, la ofensa tiene que ser subsanada, reparada y así superada
- Los horrores de la historia se utilizan como pretexto concluyente para negar la existencia de un Dios bueno y difamar a su criatura, el hombre, presentándose como incapaz de perdonar
- El amor se convierte en fuerza de salvación.
Además recordó “que mientras en Nicaragua no se supere la fuerza destructiva y auto destructiva del mal del odio, de la venganza o de albergar deseos de venganza, de ver al otro como enemigo y querer eliminarlo, mientras nos atropellemos unos a otros por más esfuerzos políticos que se hagan para salir de esta crisis en que nos encontramos, no sólo no saldremos de ella, sino que nos iremos sumiendo en más pobreza, delincuencia, tristeza y dolor” manifestó el obispo.
Al igual hizo un llamado a todos los sectores de la vida nacional, y en primera instancia a las autoridades públicas, por tener ellos la primera responsabilidad, a promover una cultura de paz y entendimiento.
Redacción: Carlos Andrès Montenegro Martínez