En nombre del pueblo estadounidense, saludo a nuestros vecinos centroamericanos en Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua, que hoy celebran el 200.º aniversario de su independencia, inicialmente como una América Central unida.
Esta celebración especial nos insta a reconocer las numerosas formas en que los pueblos de la región se han unido a lo largo de tantas generaciones en pro de la libertad y las oportunidades.
Así como Estados Unidos se ha visto definido y enriquecido por visitantes e inmigrantes procedentes de América Central, hemos presenciado como los conceptos de democracia y derechos humanos, que son valores centrales para el pueblo de Estados Unidos, también se consolidan en las aspiraciones de nuestros vecinos centroamericanos.
Efectivamente, en las últimas generaciones, los pueblos de esta región han gozado progresivamente de los derechos que son inherentes a la democracia, incluidas las elecciones libres y justas, el sufragio universal y las libertades de expresión y religión.
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Hoy nos encontramos trabajando codo a codo para hacer frente a viejos y nuevos desafíos. Una nefasta pandemia global exige que hagamos todo lo posible para ayudar a nuestros ciudadanos. A su vez, debido a las desigualdades históricas en la región, no solo debemos abocarnos a la reconstrucción, sino además asegurarnos de volver a construir una realidad mejor, generando más oportunidades económicas equitativas.
Por sobre todo, las amenazas a las instituciones democráticas y los derechos humanos en algunos países de América Central nos obligan a priorizar el afianzamiento de los principios esenciales de la democracia: transparencia, estado de derecho, igualdad y respeto de los derechos humanos. Estados Unidos tiene la determinación de trabajar en alianza con el pueblo de América Central para forjar un futuro más democrático, más seguro, más próspero y con más inclusión.
Una gobernabilidad más sólida y con mayor inclusión también puede fortalecer la cooperación regional. En junio, emprendí mi primer viaje en el Hemisferio Occidental como Secretario de Estado para asistir a un encuentro regional de líderes centroamericanos en Costa Rica.
En ese evento, pude confirmar que América Central es una región que puede ser más fuerte si todos trabajamos en colaboración. Una mayor cooperación entre los países, así como con socios directos como México, también contribuirá a que los gobiernos estén mejor preparados para responder a las necesidades de sus ciudadanos.
Si bien muchos ciudadanos centroamericanos están alcanzados por las garantías de democracia y derechos humanos, los acontecimientos antidemocráticos suponen una amenaza cada vez más seria para el futuro de América Central. En particular, el gobierno del presidente Daniel Ortega y la vicepresidenta Rosario Murillo ha llevado al país por la sombría senda del autoritarismo, apoyándose en un poder judicial obsecuente, la usurpación de partidos políticos y el encarcelamiento de periodistas, líderes opositores y otras personas que defienden las elecciones libres y justas.
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Lamentablemente, los ataques alarmantes contra la independencia judicial, la sociedad civil y la prensa, así como contra la separación de poderes en otras partes de América Central, implican la posibilidad de que los pueblos y las economías de esas naciones también se enfrenten a un futuro con mayor autoritarismo. Estados Unidos acompaña a todos aquellos que proclaman la verdad frente al poder, defienden los derechos humanos y fortalecen las instituciones democráticas ante la corrupción y las tendencias autoritarias en toda la región.
Durante las celebraciones del bicentenario de sus naciones, quisiera decir al pueblo de América Central: Estados Unidos está con ustedes. Juntos podemos avanzar hacia la próxima etapa del progreso de América Central para lograr una región más segura, próspera y democrática.