Monseñor Silvio José Báez en su homilía de este domingo en la iglesia Santa Agatha en Miami, recordó a la feligresía a no ser indiferente delante de las personas que sufren y no caer en la pasividad y acostumbrarse a vivir en sociedades postradas a causa de la injusticia y la violencia.
“Jesús levantó o, mejor aún, resucitó, a la suegra de Simón. El Señor desea que nosotros hagamos lo mismo. Estamos llamados a levantar a los demás. No podemos ser indiferentes delante de las personas que sufren o están caídas por algún motivo. No debemos caer en la pasividad y acostumbrarnos a vivir en sociedades postradas a causa de la injusticia y la violencia”, recordó el obispo
Para el religioso ante ello es necesario mantener un espíritu de esperanza para asumir un compromiso de construir ambientes sociales desde la justicia y la práctica de valores.
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“No perdamos la esperanza. La fuerza de la resurrección de Jesús se hace presente a través de nuestro compromiso por levantar a los demás y en nuestro esfuerzo por construir una nueva sociedad más humana, justa y pacífica” enfatiza Báez
Las palabras del religiones se fundamentan en el pasaje de (cf. Mc 1,29-39) el cual detalla la sanación de la suegra de Pedro a manos de Jesús “Después de salir de la Sinagoga de Cafarnaúm, se fue con Santiago y Juan a la casa de Simón y al llegar le informan que la suegra de este último estaba en cama con fiebre. En sábado no se podía curar a un enfermo, pero Jesús no duda en curar a aquella mujer”.
Por otra parte el religioso insto que cada creyente está llamado a imitar a Cristo en su carácter de amor hacia el trato a los demás dejando el egoísmo de por medio.
“Jesús es la mano que Dios tiende hacia nosotros para comunicarnos consuelo, salud y perdón. También nosotros estamos llamados a dar una mano a quien sufre, a quien necesita algo o está caído. Las manos son para expresar cercanía o prestar ayuda. Las manos nunca se deben abrir voraces para arrebatar, no se deben cerrar egoístas para acumular, ni se deben extender para amenazar, atemorizar o maltratar a las personas” expresó el prelado
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De igual forma recordó que este estilo de vida ante una sociedad a veces tan inhumana solo se puede lograr manteniendo una relación integra con Jesús en la oración constante.
“La oración matinal de Jesús no era una actividad más de su jornada, sino la fuente de la que brotaban sus sentimientos, decisiones y acciones. La oración no nos vuelve pasivos ni nos aísla de la realidad.La oración siempre genera en nosotros libertad y generosidad” recordó el obispo.
Redacción: Carlos Andrés Montenegro Martínez