El obispo de la Diócesis de Matagalpa, monseñor Rolando Álvarez Lagos expresó en la celebración Eucarística de este domingo 19 de julio, que Nicaragua e está echa de vigor y gloria, pero hay que reconocer que a lo largo de la historia se ha sembrado mucha cizaña.
“La cizaña de la de la depredación de nuestros bosques, de la riqueza desmedida a costa de los más pobres, el mayor empobrecimiento de nuestro pueblo, invasiones extranjeras, con todo y el irrespeto de nuestra identidad y cultura hacia nuestra autodeterminación han conllevado dichos actos” expresó el obispo .
Además agrego “la falta de patriotismo de algunos cuantos, pactos y repactos y componendas , negociaciones a espaldas del pueblo, todo esto ha sumido en el pueblo en el dolor”
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Nicaragua se ha visto inmersa en la corrupción desmedida por parte de quienes ocupan cargos estatales, para monseñor Alvares lo contextualiza que la cizaña y el trigo han crecido juntos pero “seguro estamos que será el trigo que predominara”
La restructuración nacional y el rol de los jóvenes.
Para el religioso para aprovechar la oportunidad que se presenta en la historia actual de Nicaragua cada ciudadano debe “ser como una semilla de mostaza. Que buen y gran ejemplo es también para los liderazgos jóvenes, para los nuevos rostros, para las nuevas propuestas. Es largo el camino de la reconstrucción nacional pero con paciencia, perseverancia, eficacia, tolerancia, disposición, coraje y valor, los nicaragüenses somos capaces de no perder esta oportunidad que la historia nos está dando y construir juntos un nuevo país, donde se respete la dignidad de cada persona, donde nos respetemos en nuestras diferencias y desde ahí edificar un país pequeño pero grande a la vez, donde se respete la institucionalidad, la supremacía de la ley, con funcionarios probos que no se dejen corromper por la ambición, la avaricia, la sed de poder. Nicaragüenses así, los hay y muy buenos. Ellos son como el grano de mostaza”.
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“Un poco de levadura que fermenta la masa. Cada nicaragüense debemos aportar nuestro granito de mostaza y nuestra poca levadura, dejando para la triste memoria los vicios del pasado. Siendo y creando ciudadanía, donde nadie pague favores, a costa del bien común o de la legitimidad, donde no se corrompa a la autoridad y la autoridad no se deje corromper, donde no se acuda al tráfico de influencias, ni compras de sentencias, donde cada quien haga lo que deba hacer y diga lo que tenga que decir. Donde con respeto y pluralismo trabajemos todos, por el bien común”, concluyó Monseñor Álvarez.